miércoles, 30 de octubre de 2013

"Diabulus in musica" (El diablo en la música)



Reunidos el 30 de septiembre de 2013, en la Casa de la Cultura del municipio de Caldas, Antioquia, los jurados Lucía Estrada, Francisco Ángel Morena y Robinson Quintero Ossa, después de leer los libros presentados al XVII Premio Nacional de Poesía por Concurso "Ciro Mendía", decidimos por unanimidad premiar la obra titulada Diabolus in música (El diablo en la música), firmada con el seudónimo "Alexander Graham Bell", que corresponde a Henry Alexander Gómez Ríos.

El jurado sustentó su veredicto con las siguientes palabras:

"Diabolus in música es una colección de retratos de intérpretes del jazz, del rock y del blues en cuyas biografías es común la noche, la lucidez y el exceso. El libro se acerca a una visión de la poesía y la vida como riesgo y transgresión de los límites, en un tono menor sostenido, con un lenguaje sin excesos retóricos, con cadencias fluidas e imágenes opacas, como corresponde al universo que representa".

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Presentamos una muestra de poemas pertenecientes al libro Diabolus in musica (El diablo en la música) de Henry Alexander Gómez:




Billie Holiday

Bebe únicamente de la sombra del ángel, embriágate con la savia negra de árboles muertos.

Un cardumen de pájaros de agua abraza el canto de tus alas, los vientos del sur incendian toda tu escritura. Escucha: el latido del sol es de hierro.

El pregón de la ceniza sobre los párpados de la noche me dirá donde encontrarte. 




Johnny Cash

Enterré el puente de mi guitarra en el aire, sacudí las polillas de mi sombra y cultivé el vapor de la música sobre el heno de los días, a un lado de la carretera, donde los mundos se fecundan.

A Hellman Pardo




Janis Joplin

Inútil es viajar entre el olor de la ceniza, sepultar amapolas en las mandíbulas del ángel ciego.

Canción de la infancia: fumar el opio de la piel y beber la última gota de un blues de la botella más oscura de un bar de Louisiana. El pulmón amordazado mientras el gramófono suena a Bessie Smith o a Billie Holiday.

Una huella descalza la delata, la delata su sombra transparente.

Hurga una grieta en la penumbra. Descúbrete impedida para contar la multiplicidad de nubes que cargan tus dedos.

Es bello vigilar desnuda al sol cuando anochece: la orgía de su voz baja cóncava al interior de la tierra.




Jim Morrison

Desde lo alto de una duna dejo caer una escudilla que rasga un aire extraño que acecha mi presencia. Ancianos ángeles amasan mi saliva con arena. ¿Quién acompañará mis huellas para descifrar el verdadero rostro de la luz?

Romper el cristal. No hay noche más fría. El nombre del desierto me persigue. Las puertas se derrumban.

Con el hueso roto del coyote buscaré mis años perdidos junto a un demonio que trepa por el antiguo imperio del cielo.




Humberto Monroy

El humo de la noche ha rodeado mi casa. Sin tocar las notas bajas de la sed, la música florece en la línea del aire.

Mi boca posee cuatro labios, mis ojos cuatro pupilas para descifrar la oscura pulsación de la luz. Mi vida ha sido el temblor de un alfabeto encallado en el destello del relámpago.

Humo en las ventanas, en la densidad del polvo. Este largo destino de envejecer en el origen.




John Bonham

En el grito del árbol encontrarás la semilla. Mi escritura viaja al galope del viento entre los cascos del caballo. Esta tierra se adelgaza ante el trueno del agua en el pecho de un pájaro.

He dejado al granizo sin aliento.




Wendy O. Williams

Encendí una lámpara en el vacío y amé la piel de otros mundos. Soy hija del estruendo y de las mutilaciones. Mi grito ha roto altas coronas.

A pesar de todo vivo en las alturas, en la expansión de algún piélago de aguas tempestuosas.

Tatué un caracol con mi oído sobre las horas más crueles. Con la soga al cuello, mi música desciende hacia una isla que naufraga en medio de universos incendiados.

El sol aún no se suicida.




Pappo Napolitano

Me reconozco en el polvo del adiós, en las piedras errantes: con un hilo de viento me hice un collar de caminos.

Dejo el diapasón de mi guitarra bañado por un rumor de flores vestidas por la lluvia. Dejo mi amada Harley Davidson con la que probé el peso de la fe y la pulsación de la muerte. Hay una canción de espejos y lumbres al final de la autopista.

Nada vale más que un viejo blues cortejando las voces aromáticas del sueño.

A John Fredy Gil




Stevie Ray Vaughan     

Este es mi evangelio:

La soledad del universo se reduce a seis élitros de acero; pesan como el calibre de la araña en el corazón de una rosa, zumban como un crujir de huesos de pájaros salvajes.  
Mi voz es clavicordio de agua, pentagrama de fuego, el gesto de todo y de nadie.
La lluvia en el tejado afina el blues-rock de mi guitarra: tormenta de hierro, piedra pluvial que inunda el refugio donde el tiempo pliega sus doce alas.  

Mi credo es la ausencia de Dios, el bostezo del cielo.

A Félix Zamora




Cliff Burton

Yuggoth me llevó por un huerto donde se exhuman las músicas de antaño. Extraños hombres cantaron atroces espejismos. El verbo sepultado, la resurrección de la noche, algunas notas de fuego arrancadas de la eternidad.

He visto a Orión andar sobre las aguas y cazar un lince en el inframundo con su garrote de bronce. He asistido a su ascenso y escuché el canto que lo convirtió en firmamento.

Tiempo no me falta para dar testimonio de ello. Tengo un quejido de hojas graves para desdoblar el silencio.

Mis cuatro cuerdas sostienen la alquimia del sol.




Quorthon (Tomas Forsberg)

Primero haré de mi nombre un festín de la sangre. Luego sepultaré cada sílaba de mi música y haré que sea desterrada de la aurora. Mi voz cruzará el Valhalla con mi rostro abierto por la uña del cuervo. 

Una virgen de hierro para atesorar el nacimiento. Para honrar el martillo del trueno, una semilla hervida en la miel de la noche.

Por cada pluma del ángel asisto al presidio de mi raza. Por cada cartílago de música el oscuro destila su veneno.

Es mortal el abismo que nos rodea.




Euronymous (Øystein Aarseth)

Es la profundidad del bosque lo que retengo entre mis manos. El aullido de una aureola negra que me alcanza.

Una luna secreta escarba los misterios del Señor oscuro. Satán es quien lanza cada vocal de mi nombre al fuego para profanar la lluvia sonámbula.

Sortilegio del espanto. La otredad de la sangre. Una leche sorda que invade la espesura.

Afilaré mis pupilas blancas a un ataúd de piedra: también la oscuridad es la luz más brillante.






Henry Alexander Gómez

Bogotá (1982). Profesional en Ciencias Sociales de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas y estudiante de Maestría en Creación literaria de la Universidad Central. Es fundador y director del Festival de Poesía y Narrativa “Ojo en la tinta”. Sus poemas han sido publicados en los libros Raíces del viento (2011), en la antología Postal del oleaje: poetas nacidos en los 80. Colombia-México (2013), y en diferentes revistas de Colombia y el exterior. Actualmente se desempeña como promotor de lectura y escritura en la Red Capital de Bibliotecas Públicas de Bogotá–BibloRed y hace parte del colectivo literario y del comité editorial de la Revista Latinoamericana de Poesía La Raíz Invertida (www.laraizinvertida.com).


Su libro Diabolus in música fue merecedor del Premio Nacional de Poesía Ciro Mendía 2013; el libro Cartografía de la luz ganó el XXVI Concurso Nacional de Poesía 2013 Universidad Externado de Colombia; el libro Georg Trakl en el ocaso fue Segundo Premio del IX Concurso Literario Bonaventuriano de Poesía; ganador del Concurso Nacional “La poesía de la vida cotidiana” convocado por la Casa de Poesía Silva. En el 2013 publicó el libro Memorial del árbol, premiado en el IV Concurso Nacional de Poesía Obra Inédita.

 

 

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