lunes, 22 de marzo de 2010

En el maravilloso mundo de ingeson





Por Henry Alexander Gómez

Es muy grato saber que en el XIV Congreso Colombiano de Historia, celebrado en el 2008 en Tunja, se haya propuesto y aceptado una mesa de discusión dedicada a la historia del rock colombiano. Allí, diferentes historiadores y autoridades del país se sentaron a reflexionar sobre este fenómeno que le otorgó nuevas posibilidades a la sociedad colombiana de las últimas cinco décadas. Es poco lo que se ha escrito acerca de la historia del Rock And Roll colombiano; desde luego cabe resaltar el trabajo que ha realizado el profesor Carlos Arturo Reina desde hace ya varios años y que ha publicado en sus dos libros: El rock iza su bandera en Colombia: Aproximaciones a los imaginarios de juventud a través de 40 años de rock y Bogotá: más que pesado metal con historia.

Ya se ha hablado muchas veces que es vital conocer nuestra historia, las razones son infinitas. Pero vuelco y lo recalco aquí -así suene un discurso rayado y anticuado-, especialmente para todos aquellos que piensan que el Rock colombiano inició con Kraken y posteriormente con Aterciopelados o Ekhymosis.  Y es que acá en Colombia son pocos los que escuchan y aprecian agrupaciones como los Youn Beats, los Flippers, los Yetis, los Ampexs, o The Speakers; grupos que sumaron esfuerzos y dieron inicio al  Rock And Roll en Colombia, un género musical que lamentablemente, siempre ha estado marginado.

Resaltando una década olvidada para los rockeros colombianos, les presento una pieza particular que vio la luz en 1968, y que talvez es el mejor álbum de la banda Bogotana Los Speakers. Esta agrupación fue una de las grandes pioneras ya que alcanzó una calidad musical nunca antes vista dentro del marco de las bandas de rock de los sesentas y setentas. Desde su primer álbum llamado The Speakers (1965), nos enfrentamos tanto a un rock muy elaborado, como a ciertos covers, en versiones en español, de canciones de algunas de las agrupaciones que estaban haciendo mella en el mundo como Them, Animals o Rolling Stones.

El maravilloso mundo de ingesón fue el último álbum de este cuarteto y en este presenciamos un cambio radical que hicieron Los Speakers dentro de su música, gracias a las aspiraciones revolucionarias de  Humberto Monrroy que buscaba realizar sonido más psicodélico. Esto valió para que esta pieza fuera reconocida internacionalmente como un trabajo emblemático e innovador para la época. Canciones como Un sueño mágico, Niños, Historia de un loto que florece, son  excepcionales y demuestran una gran madurez musical. Este álbum fue reeditado en el 2007 con mil copias que los españoles se disputan; contrario a nuestro país que no sale de Juanes, Carlos Vives y Shakira. 

Desafortunadamente la banda se disolvió después de realizar este trabajo. Sin embargo, nos dejaron cinco discos fundamentales para entender una era que marcó la historia colombiana, la cual es inaudito no memorarla.

Tracks:
01.Por la mañana
02.Oda a la gente mediocre
03.Hay un extraño esperando en la puerta
04-Si la guerra es un buen negocio
05.Reflejos de la olla
06.Historia de un loto que florece
07.Niños
08.No como antes
09.La Banda Le Hace A Ud. Caer En Cuenta Que...
10.Nosotros, Nuestra Arcadia, Nuestra Hermanita Pequeña, Gracias Por Los Buenos Ratos
11.Un Sueño Mágico
12.Salmo Siglo XX, Era de da destrucción

Line Up:
Rodrigo Garcia - Voz, guitarras, teclados
Humberto Monroy - Bajo
Roberto Fiorilli- Bateria
Oscar Lasprilla – Guitarra

jueves, 4 de marzo de 2010

Un libro mítico sobre el rock colombiano

Por Henry Alexander Gómez


Señores, tengo el honor de recomendarles un singular libro para la historia de la literatura colombiana, y sobre todo un libro crucial para aquellos que quieran entender el fenómeno histórico de lo que ha sido el Rock And Roll en Colombia. En 1982, un jurado, en el que se encontraba el critico Isaías Peña, le otorgó a la novela Conciertos del desconcierto de Manuel Giraldo (Magil) el prestigioso premio Plaza y Janes; con ello elogiaban una novela que rompía con los temas imperantes de la narrativa colombiana y confirmaban un movimiento social y cultural que ya había dejado una huella imborrable en los imaginarios del país.


La novela de Magil, es un testimonio de lo que fue y ha sido el Rock And Roll en Colombia, enmarcada en los años 60s y 70s, cuando bandas como los Daro Boys, Los Young Beats, los Speakers, Los Flippers, los Ámpex, The time Machine, y muchas otras, intentaban tocar un siempre insurrecto género musical que polemizaba dentro de las sociedades conservadoras. Por medio de hechizas guitarras eléctricas fabricadas con los micrófonos de los teléfonos públicos de Bogotá, el rock poco a poco se convirtió en un medio universal para expresar ideas, sentimientos, inconformismos o afinidades para una generación de jóvenes que se encontraban prácticamente relegados. Magil nos habla de la banda Los apostoles del morbo, que existió realmente, y todas las vicisitudes que significaban arriesgarse a tocar rock en la época. Así mismo nos retrata un festival de bandas de rock conmemorando los conciertos que se hacían en Lijacá, en Melgar o Yumbo, o el más famoso de todos ellos que fue el Festival de Ancón perpetrado en La estrella Antioquia entre el 18 y 20 de junio de 1971; concierto que llevó el lema: “Es cuestión de fé y nos unimos todos con la música”.


En mi concepto, Conciertos del desconcierto es la primera novela que se escribe enteramente sobre rock en Colombia -Que viva la música de Andrés Caicedo la encuentro como una negación del rock-. Está es una interesante evidencia de aquellos años en que las bandas de rock nacionales realizaban covers en español de los Beatlles o los Rolling Stones, tratando de alguna manera de “cambiar los tiempos” como dice el legendario álbum de la banda Los Young Beats.