
Por Henry Alexander Gómez
Desde que Bill Haley y su agrupación Bill Haley and the Haley's Comets, sacaron a la luz en 1955 el gran éxito Rock Around the Clock, que para muchos es el génesis del Rock, la historia del hombre occidental, en cierta forma, se ha transfigurado. El Rock and roll, con el devenir de las últimas décadas, se ha convertido en uno de los fenómenos socioculturales más relevantes, transformándose en un referente imperativo para miles de individuos en todo el mundo. Casi un sinónimo de juventud, el rock aprehende, transmuta, emociona, evoluciona, conmueve o indigna; ha izado su bandera como símbolo de rebeldía, de protesta, de expresión y en definitiva, de cultura. Desde sus comienzos, el rock, buscando temáticas, interpretando ideologías, acogiendo visones de mundo, se alimentó considerablemente de la literatura, la política, la filosofía, en inclusive la antropología. A su vez poco a poco ha germinado una serie de escritores y novelas que se asocian con los grandes temas del rock y sus vivencias, o que le han rendido cierto culto a sus grandes figuras.
A finales de los años cuarenta y luego durante la década de los cincuenta, en Estados Unidos salen a relucir una serie de escritores, poetas y personajes que luego se conocerían como la llamada Generación beat. Personajes como Jack Kerouac, Neal Cassady, William Burroughs, Allen Ginsberg, con obras como El almuerzo desnudo, En el camino, Aullido, entre otras, encontraron una visión de vida y de las artes en de la manera de desenvolverse en el mundo, en la experimentación con las drogas y otros elementos alucinógenos, y le dieron un halo psicodélico a sus obras llevando al arte a unas esferas poco antes vistas. Así mismo este fenómeno, que poco después se asociaría con la psicodelia, dejó un rubro importante para los artistas y músicos del rock and roll en los años sesenta. Encontramos una relación muy familiar entre los escritores y obras de
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